El
primer tutú fue creado para la bailarina Marie Taglioni. Al principio las
faldas eran muy largas, las decoraban con muchos listones y piedras que las
hacían muy pesadas lo que no era muy cómodo para el baile.
Los
estilos y los tamaños de los tutus estaban cambiando y a finales del siglo XIX
la bailarina rusa Anna Pávlova introduce nueva moda. Su falda se ve más corta y
mucho más ligera que permite hacer saltos y no limita tanto los movimientos.
Pero
el tutú sigue evolucionando, cada vez se hace más y más corto, pero por un
tiempo los tutús más largos y con menos volumen eran más populares. En la Unión
Soviética las bailarinas seguían usando los tutús más tradicionales – cortos y
con mucho volumen. Dicen que gracias a “la cortina de hierro” la escuela rusa
del ballet clásico sigue siendo la más fuerte del mundo. Como el país estuvo
cerrado para cualquier tipo de influencia externa por mucho tiempo, el ballet
en Rusia no sufrió tantos cambios.